Como comenté en alguna de las entradas anteriores, he estado muy ocupada con los preparativos de nuestra boda, pero como todo en esta vida, ese día llegó y también paso. Pero todo esto es lo que nos quedará de recuerdo.
Para mí, ha sido maravilloso y muy especial haber podido crear todos estos recuerdos que tanto he disfrutado creando.
Pero sin duda, los más especiales de todos, han sido nuestros muñecos de tarta, que no regalamos y guardamos de recuerdo.
En ellos quise poner todo mi corazón y buen hacer y creo que lo conseguí, porque a todo el mundo en la boda le entusiasmaron.
Que decir tiene, que son réplicas exactas de nuestros trajes, peinados, incluso zapatos (aunque los míos no se vean). La novia, (ósea yo) fue algo más complicado, ya que no quería que el lo viese y tenía que ir haciéndolo a escondidas y en ratitos muy cortos. El vestido fue complicado, pese a que pueda parecer sencillo, darle el volumen exacto, mediante las tablas, en la falda, fue un quebradero de cabeza. Me tuvo ocupada hasta el último minuto, hasta decidir el moño y adorno de pelo que llevé.
En lo que invertí la mayor parte de mi tiempo, sin embargo, fue en las parejas de aldeanos que cree para regalar a los amigos que tienen pareja.
No fue difícil decidir que serían los aldeanos los que regalaríamos, porque hasta ese momento, les habían gustado a todos los que los habían visto, lo que no fue tan sencillo fue, hacer TANTOS.
Cada pareja, llevaba un letrerito en la mano del aldeano, con el nombre de la pareja a las que se los regalábamos y la fecha de nuestro enlace.
No se a vosotros pero a mi me ENCANTAN!!!